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Ciberfeminicidio: reflexiones desde el ciberfeminismo boliviano

Las violencias hacia la mujer en Bolivia son vastas, contamos los 27 feminicidios en lo que va del año 2020, todas las agresiones físicas y verbales en la calle, cama, trabajo, universidad, y a eso ahora le sumamos las violencias a las que nos exponemos cuando habitamos la Internet.

Durante el 2019, como colectivo SOS Digital hemos acompañado a mujeres en aspectos variados de seguridad digital y documentado sus casos de violencia. Son más de 200 mujeres en La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz que nos contaron sus luchas, miedos y deseos. Hemos presenciado estos ataques que tienen consecuencias económicas y sociales.

Hemos aprendido, a través de las experiencias de estas mujeres, que los ataques personales, coordinados y planificados en un intento de censurar, amedrentar y atacar a otras libertades como acceso a información y privacidad. Quienes las atacan lo hacen mediante intentos de hackeo, amenazas, discurso de odio, publicación de información personal e infiltraciones para aplicar ingeniería social. Las víctimas, más atacadas, son mujeres de perfil público: académicas, artistas, anarquistas, periodistas, aborteras, activistas, mujeres que se defienden y escriben desde las zonas de conflicto y, por supuesto, ciberfeministas.

Nuestras expresiones en Internet son un reflejo de quienes somos y eso molesta a algunas personas. Nuestras rebeldías, denuncias, arte y cuerpo hacen que quieran atacarnos, porque tenemos una voz, potente y viralizable. Nuestra manera de interactuar en línea se ha vuelto un espacio más de lucha, expuestas a violencias normalizadas e invisibilizadas gracias a las grandes empresas de tecnología

La representación en línea de nuestro ser ha tomado forma del perfil de Facebook, de la página de una organización, de un post en Instagram, etc. Estos son una interfaz de nosotras.os.es en un nuevo espacio, componen nuestras identidades digitales que son la representacion de quienes somos en la Internet. Aquí, ya no somos sólo consumidoras de contenido sino productoras, armadas de nuevas herramientas tech para la lucha.

Así como tenemos una identidad en Internet tenemos un vínculo físico que nos une a ella: los dispositivos (celulares, laptops, tablets, etc.). Es el contacto entre cuerpo y hardware, entre sujeto y objeto. Un vínculo dado por sentado pero hecho realidad cuando sentimos angustia al no encontrar el celular, casi replicable a cuando nos sentimos en peligro. Somos un cuerpo compuesto.

Desde estas reflexiones es que entendemos la relación con la Internet y tecnología como mujeres. Es por eso que al presenciar el silencio ante ataques: de hackeo, amenazas a la integridad física y publicación de información privada y otras queremos darle nombre a estas violencias. Estas agresiones que se replican ahora en la Internet, un espacio de supuesta libertad, alegría y creación y no toleraremos esto.

Así como la violencia machista acalla nuestra voz al matarnos, los ataques en Internet, destruyen nuestro ser digital y nos llevan abandonarlo conviertiendose en un ciberfeminicidio. Son ataques, dirigidos a la mujer y sus organizaciones,  organizados y coordinados para lograr la censura y restricción de su identidad y participación digital.

De igual manera, así como la relación no consentida que abusa nuestra intimidad y el derecho a decidir, la distribución de imagenes intimas, es una violación digital. Esto es un asalto a la intimidad al publicar material sexual sin consentimiento, o incluso una manera de hackeo ya que ingresa a nuestros perfiles de manera forzada y sin consentimiento.

Habitar la Internet, como mujeres, es un derecho así como lo es circular libremente y seguras en las calles, pero hoy vivimos una situación en la que solo abrir un mensaje de una persona desconocida, puede implicar violencias que obliguen a más mujeres a tener que abandonar el espacio virtual.

Sobre la autora

S.O.S. Digital
Equipo de acompañamiento y respuesta a violencias digitales.

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