

El Centro S.O.S. Digital es un equipo de acompañamiento y respuesta a violencias digitales de género que desde el 2020 viene brindando información a mujeres, adolescentes, periodistas, mujeres políticas, activistas, población LGBTIQ+ sobre cómo responder a estas violencias. Nuestro enfoque de trabajo es integral y tiene como premisa la no revictimización y contención emocional, orientación en la ruta de denuncia y tecnológica.
Tenemos claro que la culpa siempre es del agresor. No entender esto es sumar una nueva capa de violencia a la que se afronta en el entorno tecnológico, desde el Estado y por parte de la sociedad que minimiza esta situación.
Las violencias digitales de género suelen estar invisibilizadas y los propios Estados le restan importancia a los impactos que generan en la vida de las personas que las sufren. Esto lleva a la ausencia de cifras y estadísticas que permitan desarrollar políticas públicas de reparación. En el país, se suma a la falta de legislación específica, poca claridad en las rutas de atención oficiales y figuras poco claras de denuncia, lo que lleva al poco o nulo acceso a la justicia por parte de quién enfrenta violencia de género en línea.

No tomar en cuenta este tipo de violencias, sus efectos y las necesidades de las poblaciones vulnerables que las sufren llevan a la impunidad y revictimización. La violencia digital es real e impacta no sólo en nuestra existencia virtual sino en nuestros cuerpos y salud mental.
Esta falta de datos e información oficiales, no permite entender con claridad las particularidades y tipos de violencias que sufren mujeres y personas LGBTIQ+. En este sentido, desde el Centro SOS Digital, buscamos poner sobre la mesa la urgente necesidad de dar respuesta a este problema con informes semestrales que den cuenta de cómo se ejerce la violencia digital de género en Bolivia y desde allí pensar desde organizaciones de la sociedad civil, colectivas feministas e instancias estatales algunos lineamientos de acción y prevención.
En este informe repasaremos algunos datos que documentamos a lo largo del primer semestre de 2023.
En este período de tiempo, el Centro S.O.S Digital acompañó a
personas.
¿Cuáles fueron las formas de agresión más frecuentes?
Se registró un preocupante incremento de consultas por parte de mujeres adolescentes que en el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos en internet, han sido violentadas con la obtención de imágenes íntimas sin su consentimiento.
Algo recurrente en estos casos es su manifestación de preferir enfrentar esta situación en soledad y no buscar apoyo de los y las adultas a su alrededor por temor a ser juzgadas.
Otro aspecto que sobresalió en el semestre en cuestión es el aumento de consultas de madres y maestras en nuestra línea de ayuda, buscando información sobre cómo responder a violencias digitales y su preocupación por su desconocimiento sobre cómo acompañar a las adolescentes desde una perspectiva de género y la falta respuesta institucional con rutas claras de actuación en los centros educativos
El 20% de los contactos estuvieron relacionados con el ingreso o robo de cuentas en redes sociales.
Como mencionamos en reportes anteriores, la violencia digital no es aislada, son capas de violencias que se viven en entornos virtuales y físicos. Es decir, muchas de las personas que escribieron a la línea de ayuda experimentaron múltiples formas de violencia al mismo tiempo. En el caso de ingreso o robo de cuentas, en muchas ocasiones representa la puerta de entrada a la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. Los agresores acceden a las redes sociales y roban las imágenes íntimas para luego extorsionar o amenazar.
Quienes enfrentan este tipo de agresión mencionan sentir preocupación, miedo y vergüenza por el acceso de personas desconocidas a su información personal.
El 12% de las personas que se contactaron con nosotras estaban enfrentando algún tipo de acoso que se ejerció como:
Lo que necesitan las mujeres y población LGBTIQ+ que enfrentan violencia digital según lo expresado en nuestra línea de acompañamiento
Las personas que decidieron denunciar a las autoridades la violencia digital que estaban enfrentando no pudieron acceder a servicios legales especializados en la temática, por lo que tuvieron que abandonar sus procesos.
Algunas de las mujeres qué decidieron denunciar la violencia digital que sufrían (madres, cuidadoras de adolescentes), no pudieron realizar la denuncia porque las autoridades se negaron por falta de normativa específica.
No necesariamente quienes ejercen violencia digital se encuentran en el mismo espacio geográfico que quienes la están recibiendo. Las mujeres qué decidieron denunciar no pudieron hacerlo porque sus agresores se encontraban en otros países.
Algunas de las mujeres que nos contactaron tuvieron problemas para continuar su formación académica o educativa, porque sus agresores estaban en sus salones de clase y sentían que estos centros educativos estaban validando la violencia que enfrentaron por su inacción ante estas situaciones.
Que las mamás, papás, cuidadores, maestras y maestros no revicitimicen a sus hijas cuando enfrenten violencia digital
Es necesario generar ambientes seguros para que las adolescentes puedan compartir sus experiencias, miedos y preocupaciones de lo que enfrentan en Internet.
La urgencia de un reconocimiento de la violencia digital de género por parte del Estado
Mientras los problemas estructurales de acceso a la justicia persistan, la violencia digital de género quedará en la impunidad. Reconocemos que incorporar a este tipo de violencia en la normativa nacional no es sinónimo de justicia. Pero es un primer paso para que el Estado reconozca a la violencia en línea como un problema real y otorgue responsabilidades a las autoridades pertinentes.
Conclusiones
Como se ha podido plasmar en este reporte, existen distintas necesidades por parte de quienes enfrentan este tipo de violencias que varían de acuerdo a distintas características como edad, nivel de ingresos, orientación sexual, identidad de género y expresión de género por mencionar algunas.
Es necesario tomar en cuenta estas necesidades para centrar las respuestas del Estado en las experiencias reales de quienes sufren violencias de género en línea, no sólo en términos de cambios legislativos sino también de políticas públicas más amplias orientadas a la prevención.
Desde el Centro S.O.S Digital seguiremos trabajando poniendo el foco en un acompañamiento integral con la premisa de no revictimizar ni juzgar y seguiremos construyendo alianzas feministas para seguir creciendo y aprendiendo a construir espacios de escucha empática.
Puedes revisar nuestros
reportes pasados:
